domingo, 27 de abril de 2008

EL CRITICÓN

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No existe mayor desprecio
que el que por la boca sale,
aunque siempre hay algún necio
que de esas miserias se vale.

Los campos de perdición,
mustios collados sombríos,
citados con presunción
aumentan su poderío.

No conducen los engaños
sino que a la destrucción
y a los cenagosos lagos
que van a la corrupción.

Estos infames bribones
suelen ser de fácil verbo
y sus aviesas intenciones
las ocultan tras un velo.

Cuando se descorre el velo
y la verdad sale a la luz,
no se avergüenzan ni un pelo,
esa es su gran virtud.

Y con bondadoso aspecto
y sonrisa de ratón,
vuelven otra vez al juego
con renovada ilusión.

Siempre se juntan los mismos…,
son los chismosos de siempre
y aunque no son los más listos,
conocen bien a la gente.

“Cortan trajes” a medida
pues el mundo es fácil presa,
de todos saben la vida
y lo que no…, se lo inventan.

Lo entienden todo al revés
y ni siquiera lo dudan,
ya que propagan después
la más extraña aventura.

Estos nebulosos jueces,
zarzales de la selva son
que sólo hieren si pueden
pero a quienes quieren... , no.

Cuentan de aquél sus amores
y su falta de limpieza,
y de aquella otra, los hombres,
que pagan todas sus deudas.

Que si llevan faldas cortas,
que si la “pechuga” enseñan,
o si aquellas están gordas
y beben más de la cuenta.

Disfrutan al calumniar
sin comprobar si es cierto,
pues es mejor divulgar
cuanto antes, el secreto.

Por eso hay que tener,
gran prudencia y seriedad,
y sabernos contener
sin mentir, ni criticar.

Si la espada mas templada
da la fama y el honor,
la honradez, cuando es violada,
da tristeza al corazón.

Al hombre dale prestigio,
nunca le restes valor,
pues los hombres bien nacidos
siempre siembran el amor.

Procura no prejuzgar;
pues con justicia y rigor
en la ciénaga caerás,
si criticas la razón
sin conocer la verdad.

Y viendo que el humilde arroyo
con sus aguas cristalinas
la tierra convierte en lodo:
¿no verá, el que mancilla,
que de ese sangriento acoso
puede surgir la semilla
del odio del poderoso?.

Por tanto, sé generoso,
ten modestia y sobriedad,
jamás critiques a otro
pues no hay mayor crueldad
que el tirano venenoso
de la lengua y la verdad.
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