viernes, 17 de octubre de 2008

LA DANZA DE LA NEGRITA

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Sobre el verde margen de un estrecho río
y el purpúreo sol bajo un alto cielo,
entre las ramas floridas y el rocío fresco
modulaban sus trinos los pájaros bellos.

Con sutil encaje entre miel y aromas
y a la sombra de una noble encina,
con la gracia de un aura entre flores,
como una Hada surgió..., la linda negrita.

Y ante el cáliz luminoso del amor
paladea como dulce néctar,
la luz del sueño, la flor del mito,
renaciendo su alma cual lustrosa perla.
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--“Sus pechos de suave piel
y dulces como el armiño
son, tal vez, una quimera
sembrada sobre un suspiro.

Y es posible que hasta un ángel
ambicione como un niño,
besar sus labios tan rojos,
hermosos, tiernos y fríos.”--
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Cuando suena el timbal a lo lejos
y las maracas se escuchan repicar,
la negrita ya mueve sus caderas
y todo el cuerpo comienza a vibrar.

Y ataviada con frescos jazmines
que desprenden perfumes de amor,
va la negra con ritmo danzando
al compás de una vieja canción.

Se dirige a un país encantado
con estrellas forjadas en miel
y aromas de incienso dorado
que la llenan de ensueño y placer.

Como alondra que surca los cielos
bajo un sol casi ardiente y soñador,
va naciendo en su alma la esperanza
de encontrar algún día el amor.
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