sábado, 18 de octubre de 2008

SI, QUIERO

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Como frágil cáliz de una fresca rosa
y el solemne porte de su regia estampa,
hacia el altar del Señor camina con pausa
la novia: hermosa, pura, sencilla y casta.

Al mágico son del viejo clavicordio,
cruzando airosa entre lirios y nardos,
lleva el alma henchida entre aromas y perlas
como en un prodigioso sueño dorado.

El destino que orla con laurel su frente
y el traje bordado de oro y de raso,
llenan de pureza su faz dulcemente.

Y ahora que la seda y alhajas, tiernamente,
envuelven su figura en un sublime abrazo,
tan sólo espera dar el: ¡sí, quiero!..., a su amado
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